Entrevista a unos antiguos estraperlistas

Ficha

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Signatura

CAÑAS_10

Serie

Entrevistas para Tomelloso en la frontera del miedo

1.3. Título

Entrevista a unos antiguos estraperlistas

1.4. Clase de documento

Grabación sonora

1.6. Subtítulo y/o información complementaria

Realizada por Dionisio Cañas

1.7. Mención de responsabilidad

Ayuntamiento de Tomelloso

4.6. Fecha de publicación

1990-sm-sd

5.3. Extensión y designación específica del material

2 audios (mp3):
Parte 1 de 2: 32'03" (44,10 Mb) CAÑAS_CS_10_A
Parte 2 de 2: 31'14" (42,60 Mb) CAÑAS_CS_10_B

5.4. Otras características físicas

Casete Normal Position, estéreo

7.4.A. Notas que complementan la información de un área determinada

Los audios se grabaron en 2 caras (de 30' cada una) de 1 casete.
En la edición del audio se han cortado los tramos correspondientes al inicio y final de la pista, conservándose exclusivamente la grabación de la entrevista.
Se normaliza el volumen de los audios y se reduce el ruido.
Las casetes originales se conservan en el Archivo Municipal de Tomelloso.

7.4.M. Nota de contenido

Parte 1 de 2: CAÑAS_CS_10_A:

Entrevistador: Por lo que yo he visto por las denuncias, veo los productos con los que se hacía estraperlo, como: trigo, pasta para hacer la sopa, vino, aceite, tabaco jabón, carne...

Entrevistados: Nosotros traíamos aceite y tabaco. Íbamos a Albadalejo, Puente Génave, Cortijos Nuevos, Vilches, Puente Genil, Villanueva del Arzobispo, Villacarrillo...

- El tabaco era en cajetillas pequeñas y paquetes «coloraos» y cuarterones.

- Salíamos de aquí, si era en el verano, a las cinco de la mañana, y llegábamos a Ruidera, donde dábamos greda a las pieles, después almorzábamos en Villahermosa y desde allí íbamos a cargar aceite, unas veces a Albadalejo, Villacarrillo, Puente Génave.., en fin, en toda Andalucía.

- La Guardia Civil no nos decía nada de vacío, pero nos acechaban de noche cuando íbamos de cargado. De cargado, salíamos cuando la Guardia Civil hacía el relevo, nos avisaba el posadero.

- En los pueblos había un corredor y le preguntábamos si había aceite y él iba a la fábrica, o a un particular, o varios, y allí echábamos. Allí lo tenían en tinajas, igual que nosotros tenemos el vino, pero más pequeñas. Cargábamos, cenábamos y después salíamos por la noche. Nos recostábamos desde las nueve hasta la una y nos avisaba el posadero a la hora que había que salir, porque sabía cuando hacían el relevo los guardias civiles. Allí la Guardia Civil vivía de eso, esos pueblos tenían que sacar el aceite. El peligro era cuando llegábamos aquí, sabíamos más o menos donde estaban, pero no sabíamos el día; nos cogían en La Esperilla de Ruidera y en la cuesta de Gaulmena, donde está la casa, y nos quitaban el aceite y nos ponían una multa de dos mil pesetas, que entonces era mucho dinero.

El soborno era que, cuando iban a cogernos, nos extraviábamos y cogían a uno o dos y les decían que cantaran, mientras los demás sacábamos el aceite, ocho o nueve arrobas, que son entre cien y ciento quince kilos de aceite (la arroba son 11,5 kilos y mide 12,5 litros), y llenábamos las pieles de agua y quedaba un poco aceite por encima.

- Dejábamos algo para vender en casa y luego nos íbamos a Alcázar. Allí se lo llevaban los de la Renfe, donde era el mayor estraperlo. Lo llevábamos a una casa y ellos lo vendían a la Renfe. Ganábamos sobre la peseta el litro. Cada viaje completo desde Andalucía nos dejaba entre 700 u 800 pesetas.

- Era el año 1946-1947, yo tenía 26 años. Estuvimos con el estraperlo desde 1946 hasta 1960-1961 (alrededor de quince años).

- Íbamos a Madrid con las maletas a vender tabaco. Había corredores y, a través de ellos, se vendía. Como ellos sabían que llegábamos, nos esperaban en la estación de tren. También estaban en la posada El Abuelo. La brigadilla era una policía de entonces que era como la policía secreta. Cuando veíamos que alguien cogía la maleta, no decíamos que era nuestra porque nos podían detener. Ellos iban de paisano. Si veíamos que no había movimiento, cogíamos la maleta; en caso contrario, la maleta no la cogíamos. Íbamos con la bicicleta.

- Aquí ciclistas habría cerca de cincuenta o sesenta. Entonces el deporte del ciclismo estaba asociado con el estraperlo. La mayoría de los ciclistas de la época hacían el estraperlo.

- Traíamos la piel llena de aceite y si los veíamos, la tirábamos para que no nos la quitaran.

- Nuestras madres vendían el aceite y la gente venía a la casa o salía con la lata con su medía esquijará (la echaba en la alcuza, que no se veía) y la medía buena (si era para echarla en una botella) en el cesto y ya tenía su parroquia.

Aquí hay mujeres que denuncian por ser estraperlo (por haber comprado aceite al doble), una vez comprado el aceite. Gente de mala índola. Multas locales de mil o dos mil pesetas.

- Los llamaban los Candiales. El padre movía mucho el trigo y la cebada con carros. Los que movían el cereal eran más pudientes. Aquí había mucho estraperlo de todo y con carros, bicicletas... Era un pueblo de los que más porque es muy grande.

- Particularmente la policía local iba a tu casa y te decía que no te voy a denunciar, «luego vendré», y le dabas un «pe’azo» jabón, aceite... Había uno muy malo, que le decían Penicilina, y con ese no te amparaba nadie. El que tenía garbanzos o habichuelas, o harina, la policía se llevaba y no se metían en nada.

- El panadero compraba harina de estraperlo, hacía su pan y la harina que le sobraba la vendía más cara. El pan llegó a costar treinta pesetas. La cartilla de racionamiento duró hasta el año 1948.

- El estraperlo se inició en el año 1939-1940, cuando había escasez y estaba todo racionado.

- Aquí había una caseta de consumistas en el centro del pueblo, frente al juzgado.

- Llegabas a los bares y tomabas una caña y acordabas la ruta, que era normalmente de la parte de Andalucía, el tabaco, el aceite y garbanzos.

El trigo era con gente que tenía mucho dinero aquí. Les traían el trigo a través de otras personas, como el Cebaero.

- El aceite. Había una casa, que él se llamaba Tomate, y compraban entre veinte y treinta pieles y se las llevaban de ahí los de la Renfe que, como eran funcionarios del Estado, no les registraban la canasta y luego vendían el aceite por ahí durante el recorrido del tren (Barcelona, Madrid..) Era el mayor estraperlo que hacíamos: el de Alcázar.

- La ruta Andalucía-Tomelloso. Salías por la mañana con la bicicleta, viajábamos por la noche y por la mañana ya estábamos aquí. No íbamos por carretera, lo hacíamos por sendas que estaban muy bien.

Al pueblo tardábamos siete horas. Salías a las once de la noche y llegabas a Tomelloso a las once de la mañana. Para que no nos vieran, íbamos por el monte con la luz de la luna, cuando había, y la de nuestros ojos.

La mayoría de la Guardia Civil iba en bicicleta, salían detrás de nosotros, pero no nos cogían.

- Con cien kilos, una rueda enana y, en el porta, las pieles. Los radios de la rueda más gordos; aquí se radiaban más gordos aposta. Primero se compraba la bicicleta y luego se preparaba para que aguantara el peso tuyo y otros cien kilos. Entonces nosotros pesábamos sobre sesenta o sesenta y cinco kilos porque se hacía mucho deporte.

- Llegaron a matar a uno de Tomelloso.

- Cuando al principio se cargaban los pellejos a las costillas, que se cargaban dos arrobas. Se ponían trapos para evitar el roce con el cuerpo, pero con el peso y por los caminos se les pelaban las costillas. Luego se mejoró, porque ya vinieron los portas. Si te ibas a trabajar, te morías de hambre; con eso por lo menos comías

Parte 2 de 2: CAÑAS_CS_10_B:

- El pan era de estraperlo, tenían que ir por un saco de candeal e ir a molerlo al molino de El Curro. Cuando yo estaba trabajando en éste molino (que era de Gumersindo), comenzando desde el pantano, éste era el primero, después estaba La Parra, El Membrillo, El Cuervo (que estaba frente al pozo Marta) y el de San Juan; habían cinco molinos. A mi casa iban por pan y por aceite. El pan se vendía a las casas igual.

«Vicente, en tu casa estabas tú y tu hermano con el estraperlo». «Mi hermano comenzó cuando acabó la guerra y mi madre lo vendía t’o».

- A uno le dije: «¡que vas perdiendo aceite!», porque la Guardia Civil le tiró muy cerca con un avispero (fusil ametrallador) y le rompieron la piel del aceite; en otro caso, a otro le pincharon las ruedas. Pasaban bien cerca los tiros. A Manuel el Guarro (el Jaro) llegó la Guardia Civil cuando estaban echando la chimenea. Decían: «¡para, que te tiro!», y si no paraban, tiraban, aunque no solían tirar a dar.

- El comienzo del ciclismo como deporte. Fuera de la preparación maravillosa que tenías con el estraperlo, el ciclismo lo empecé con veinticinco años, un par de años antes de casarme. Ahora tengo que hacer los sesenta y cinco años. Comencé a correr en el año 1952, éstos comenzaron a correr cuatro años antes que yo.

Cuando dejamos el estraperlo, nos preparábamos la preparación del deporte.

- Los entrevistados hablan de las peripecias en los viajes. Estábamos en una carrera en Valdepeñas y en una fonda llegaba una mujer que era ferianta, se encueraba y se ponía a contar cuartos y nos asomábamos a verla por una ventana y nos caímos dentro de la habitación… «Hemos penado, pero hemos pasado ratos muy buenos».

- Después del estraperlo comenzamos a correr carreras, y corríamos con las figuras españolas, como Bahamontes y otros. Hicimos una carrera en Villareal de los Infantes (Castellón). Nosotros no llevábamos ayudas de «n’a». Éste ha ganado a Bahamontes, que nos mentaba en el periódico diciendo que dábamos mucha leña (Vicente fue el que corrió con Bahamontes).

- En el año cincuenta había un club ciclista en Tomelloso, pero nosotros corríamos como independientes. Siempre nos juntábamos los amigos: El Bolerín, Marino el Candojo y, luego después, Julián Perona el Hortelano, Candelas, que tenías que ir a buscarlo a la casa de los ligues y así le pasó, no se pudo mantener en el ciclismo. El deporte era muy duro y además trabajando, y había que cuidarse mucho de todo. Le gané a Bahamontes en Asturias, le ganaba subiendo y al sprint, podía haber llegado a a ser una gran figura.

Llegamos a una carrera a Madrid y de ahí nos fuimos dos a correr a Talavera. El resto se quedó en Madrid. A nosotros nos daba igual ganar a uno que a otro, lo que queríamos era llevarnos el dinero. A otro día de la carrera nos vinimos desde Talavera al pueblo; a otro día fue Antonio Mena a llamarme, que uno no se encontraba bien, estaba con la cabeza hinchada. El practicante pinchándonos de continuo. No nos cuidábamos, estábamos frecuentemente con las mujeres.

- Manzaneque ha sido buen ciclista porque era muy valiente y daba lo que daba de sí el cuerpo, era un tío fuerte.

Candelas corrió algún tiempo más que Campanolo y Marino. Campanolo tiene cincuenta y cuatro años, Candelas cincuenta y Marino será de cincuenta y tres años.

- Yo corrí con Fausto Coppi cuando vino a Tomelloso, fue por el mes de marzo.

8.5. Condiciones de adquisición y/o precio

Remitida(s) la(s) casete(s) al Archivo Municipal, probablemente en 1992, tras finalizar los trabajos que dieron lugar al libro "Tomelloso en la frontera del miedo".
Digitalizada(s) por María Dolores Lara Lomas en abril de 2022.
Editado el audio en junio de 2023.

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Autoridad

Cronológicos

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Conjuntos de fichas